miércoles, 25 de diciembre de 2013

Hojas

Susurros en el bosque me persiguen mientras corro. Añoro tu recuerdo mientras una voz me grita: ¡Corre! ¡No mires atrás! Mientras miro y sólo veo sombras. Sombras de un futuro incierto. Hielo, hielo en las hojas. Verdes, aún puedes vivir más.

Esta noche las voces no paran de gritar, pero el sabor a sangre me hace despertar.

         Niraed - Delirios ante la Puerta del Sueño

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sombra

No he esperado más que a mi propia sombra todo este tiempo y aún no me ha alcanzado. A veces la veo llorar a lo lejos, pero siempre está varios metros alejada de mí. Se mueve al mismo tiempo, pues es mi sombra, pero está más allá.

Esta madrugada, cuando el rocío empezó a helarse sobre las hojas de los árboles, la vi bailar.

Niraed - Delirios ante la Puerta del Sueño


Confundido

Soy un nostálgico de mierda. Un guerrero sin armas ni camino. Una voluntad vacía, arrastrada hacia el futuro. Una existencia gris y melancólica. Un río que desemboca en un lago sin peces y sin vida. Mi único sueño es ser la hoja que arrastra el viento recorriendo el cielo, sin tocar la tierra nunca.
Todo eso y más soy, así que dime, ¿cómo pudiste enamorarte?



Niraed - Delirios ante la Puerta del Sueño

domingo, 18 de agosto de 2013

Nudos

Nudos. Orillas que se miran separadas por el mar. Hierba hilvanada por el viento y secada por el sol.
Dos sedales que se enredan, se buscan, se encuentran entre violentas olas. Las navegan. Buscaban peces y se encontraron en un fuerte nudo. Cálido. Sensual. Entre la tormenta del fondo del mar.
Estiran, estiran, y los sacan de ese mar. El sol los seca y sus dueños los separan sin vacilar.
Marcados por el tiempo, el pasado no volverá.
Dos manos que se tocan sin querer. Individuos en medio de una multitud. No hay rostros, no hay cuerpos, sólo sombras.
Un tirón. Meñiques que se buscan entre sí. Un largo hilo rojo acortado y obligado ahora a ceder. Él sigue el tirón. La ve entre todas esas sombras. La ve mirar su mano extrañada. La ve seguir andando sin buscar sus ojos. El hilo se rompe, llevándose una historia junto a él.
Se arrodilla entre murmullos. Le oprime mucho el pecho, aunque fue la mano la que sintió el tirón. Alguien le toca por detrás. Una sonrisa lo levanta y lo ayuda a andar. En otra dirección. Hacia otra ciudad.


domingo, 23 de junio de 2013

Delirio de luna

Era enorme y brillante. La luna acechaba pero yo no veía nada. Estaba ahí, lo sé, pero no conseguía ver nada. El cielo estaba rojo y no conseguía verlo. Este día tan largo se acaba y no he podido ver el cielo.
Ese árbol hace tiempo que está muerto y aún así sus hojas marchitas me siguen susurrando. Me hablan de como fui, de cómo soy y de cómo no seré. Me recuerdan lo que tuve, lo que perdí y lo que nunca podré encontrar.  Sus tortuosas raíces me hacen tropezar, como tantas veces antes en el oscuro bosque que rodea mi camino.
Cuando caigo, la tierra entera me sale a saludar. Y su sabor mezclado con mi sangre es el calor de su caricia.
No sirve de nada llorar. Donde caen lágrimas nada vuelve a brotar.
La corteza muerta de ese árbol es la piel de cada día, la muralla de las noches.

Y en la fría noche arde el fuego y lo único que tengo que ofrecer es mi corteza. Y a veces me quedo desnudo rodeado de tierra donde nada brota ya. Sólo la luna llena que se ha marchado ya.

domingo, 2 de junio de 2013

Viaje

Aquella noche perdí la cabeza y ella echó a volar. Se escondió entre las nubes y me dejó sentado viéndola marchar. Tardé años en levantarme sin caerme al empezar. En limpiar mis lágrimas y volver a soñar. Marqué un árbol con una sonrisa y llegué al mar. Entonces el aire me llevó más allá. Una tortuga me enseñó a andar. La arena de la playa me invitó a ser un grano más. Las palmeras me vistieron con sus cortezas.  Un halcón me enseñó a mirar y desconfiar.  Las nubes me recordaron qué es llorar. El sol me recordó que tenía que descansar.  La Luna me dijo que había terminado de soñar. 

jueves, 30 de mayo de 2013

Miradas

- ¿Aún no has descubierto eso que buscabas?
- No, y ya lo he intentado todo.
-Nunca me has llamado por mi nombre.
- Siempre he buscado tu nombre.
- ¿Cómo?¿Y no lo has encontrado?
- He intentado mirar dentro tuyo todo este tiempo.
- Eso es que aún no has podido verme.
- No puede ser tan fácil como sólo verte.
- ¿Sólo verme? Ver algo de verdad no es sencillo. Posiblemente nunca hayas mirado nada de verdad.
- Y sin embargo conozco tus 7 tipos de sonrisas.  Sé interpretar todas tus miradas. Conozco tus andares enérgicos y apagados. Tus sudores fríos, tus temblores de manos. La sal de tus lágrimas. Tus suspiros mientras duermes. Tus gemidos mientras me amas.
He visto todo eso y mucho más.  Pero aún así, no consigo ver tu nombre.

-  En ese caso... Ahora... Pregúntame...

sábado, 18 de mayo de 2013

Voluntad


Llevo unos días inspiradores... deprimentes pero ya sabéis algunos, cuando peor me siento es cuando más escribo. A veces, cuando más creo en mi propia fuerza.
Unos esbozos de voluntad...

Me arrancarán una pierna y buscaré la forma de andar. Me fallarán los pulmones y encontraré la forma de seguir respirando. Me quedaré solo y lloraré en la barra de un bar. Tocaré fondo e incluso me acechará la muerte, pero todo ello junto no mermará esta fuerza de voluntad. Seguiré caminando y viviendo esta vida aunque sea malvivida porque más valen los miles de sueños que alimentan mi voluntad que morir habiendo perdido ante el miedo de volverlo a intentar.
[...]
¿Por qué perder un día por miedo a morir, al dolor o a sufrir cuando sabes que es algo que encontrarás seguro,  en lugar de aprovechar el día aunque sea haciendo a un niño sonreír?
[...]
Cada paso que doy al día me recuerda que todas mis dolencias se pueden apartar si no dejo de caminar.
[...]
Es de idiotas tropezar una y otra vez con la misma piedra. Yo soy un idiota y destrozaré todas las piedras para no tenerlas que esquivar.
[...]
Cuando pierda todas las cosas y sólo tenga sentido en mi vida irme a dormir para soñar,  seguiré regalando una sonrisa al mundo por permitirme sentir la emoción de esperar el momento de soñar, de tener una meta que nunca morirá.
[...]
A menudo camino sólo acompañado por la música en los cascos y la gente me mira extraño cuando, entre un mar de caras falsas y caras largas, sopla una fría racha de viento que me hace sonreír soñando.

jueves, 9 de mayo de 2013

Hojas


Giraba y se deslizaba por el viento. Pequeña, reseca y frágil. Poco a poco se alejó de su vista. Una y otra y otra. El Otoño se llevaba la vida lejos, muy lejos y él miraba hastiado al cielo que estaba a punto de derramar sus primeras gotas.
La hierba olía a humedad, a tierra mojada. Ya sabéis como huele la tierra mojada. Ese olor que atraviesa todos los sentidos produciendo una sinestesia desbocada. A él le incitaba a llorar y, aunque de sus ojos no paraban de brotar lágrimas, no se daba cuenta. Seguía mirando las hojas de los árboles volar.
En la atmósfera se notaba una electrizante actividad. Los pájaros corrían a esconderse. Las ardillas se metían en sus pequeños refugios. Las nubes comenzaban a tronar.
Alzó su mano. Intentó coger las nubes.  Miró a través de sus dedos. Ya no caían lágrimas por su cara pero en cambio el cielo había empezado su sollozo.
La temperatura no era demasiado fría y aguantaba el aguacero estoicamente. Su mente estaba más allá. Lejos, muy lejos. Allí donde el Otoño se llevaba el verdor de las hojas.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Un camino


- ¿No estás muy nervioso? Deberías relajarte.
- ¿Relajarme? Tú deberías sentirte como yo.
- Yo sólo me siento cansado, a ver si podemos parar un rato...
- ¡Tenemos el mundo delante de nosotros! ¡No podemos parar ahora!
- Pero esta realidad me pesa y necesito un alto en el camino.
- No seas necio. ¿Es que sólo dejas los sueños para tu almohada? Deberías ir más allá. Soñar de día y volar de noche.
- Pero yo sólo me abstraigo mientras duermo. Sólo fabrico sueños con la Luna.
- Hasta la Luna sueña todo el día con volver a ver al Sol y no se detiene nunca en su constante búsqueda.  Mira allá delante. Mira ese horizonte. Tenemos una vida por delante y allí, más allá de donde alcanza la vista, continúa un camino que empezamos al nacer. ¿Quien sabe qué te perderás mientras estás sentado? ¿Qué aventuras nos esperarán recorriendo esos bosques? ¿Atravesando ese enorme río? Cada paso te acerca más a un nuevo recuerdo que te acompañará hasta la muerte.
- Y ¿qué hay del dolor? ¿Tampoco podré descansar cuando ese maravilloso camino del que hablas se llene de personas que me hieran? ¿Cuándo pierda, me traicionen y me escupan? Todos tenemos que parar alguna vez. Y al diablo con lo que espere más allá, que se quede allí sentado aguardándome si es que tenía que pasarme. ¿Que debería hacer entonces sino? Ya sé que nada esperará por mi pero no puedo seguir adelante con dolor.
- Te comprendo. Pero, amigo,  cuando eso pase, yo cargaré contigo. 

jueves, 18 de abril de 2013

Alguna vez serán mi realidad..


Era un dragón. Juraría que eso ha sido un dragón.
Se incorporó rápidamente del suelo donde, tumbado, contemplaba el cielo completamente encapotado.  El corazón le latía a toda velocidad y su respiración estaba muy acelerada.
Aún seguía mirando el cielo en la dirección por donde juraba haber visto un dragón.
Echó a andar rápidamente tras su visión. Comenzó a tronar.
“Qué estúpido me siento. Menos mal que no hay nadie para verme. ¿Un dragón? ¿En qué estoy pesando? Pero diablos, perseguir mis sueños es lo que me mantiene vivo. Qué más da que luego sólo haya sido una alucinación producto de mis ligeros trances despierto, otro recuerdo que no sé si ha sido real o fruto de mi imaginación.”
Comenzó a llover. Un trueno. Un relámpago. Corre, corre. Un temblor de tierra. El cielo cada vez más negro. Corre, sueña.
Llegó a lo más alto de un pequeño valle. La cortina de agua era demasiado intensa. Una figura enorme se estremecía allá abajo.
Se sentía al borde de la histeria. “Es un sueño. Sólo un sueño. Pero a mí me gusta soñar.”
Bajó a trompicones por la ladera y comenzó a llorar. Era enorme. Parecía real. Lo tocó. Lo sintió. Un trueno. No hubo relámpago. Las lágrimas no paraban de brotar mezclándose con la lluvia. Alas batiéndose en la oscuridad. Oscuridad.
El sol le hizo despertar. Estaba en el valle empapado y hundido en el fango. No había nada alrededor. Rompió a llorar.
Entre sus manos, un sueño muy real. 

martes, 26 de marzo de 2013

Ojos


Me lloraban los ojos.
- ¿Por qué lloráis? – les pregunté.  
Pero no contestaron, solamente lloraron. Lloraron un día entero y de pronto pararon.
- Queremos ver el cielo pero siempre está nublado – me dijeron entonces.
- Pero yo no puedo limpiar el cielo de nubes, no puedo atravesarlas y subir por encima de ellas.
- Lloramos porque sí que puedes pero te conformas con cerrarnos y soñar.
Y razón no les faltaba. Día tras día he soñado con volar. Día tras día, he soñado que formaba parte del cielo. Noche tras noche, las estrellas cubrían el cielo. Noche tras noche, me abrazaba la Luna.
Pero cada vez que abría los ojos siempre la misma tormenta. Las mismas nubes oscureciendo el cielo. Me impiden ser feliz. Necesito aprender a volar. Pero los humanos no pueden volar. Sueño y sueño que soy algo más pero siempre vuelvo a despertar y mis ojos comienzan a llorar.
-  Estoy atrapado a la tierra y vosotros lo sabéis. Lejos quedan los sueños donde soy feliz. Sabéis que sin todos esos extraños poderes siempre seré un pequeño niño triste y melancólico. Incapaz de volar.
- Y tú sabes que el sol está más allá. Y cuando ríes sentimos su luz y su calor. Su hermosa luz. Pero nosotros vemos fuera y en tu interior y ahí siempre está oscuro.
- ¿Qué esperáis de mí? Sólo soy un pobre loco, sin tiempo para actuar y con tiempo de sobra para razonar,  con demasiados sueños imposibles en la cabeza, demasiada tristeza sobre mí. ¡Fijaos, estoy hablando con mis ojos!
- Sé feliz en sueños y sé feliz en la realidad. Eres capaz de partir tu mente en dos, te hemos visto soñar. Lo puedes aceptar.
- Limpiar todo un cielo no es coser y cantar. Ni siquiera yo lo podría lograr.
- Entonces nunca dejaremos de llorar.

Y no dejaron de llorar. Cada amanecer lloran lágrimas de tristeza, de arrepentimiento, de impotencia y dolor. A veces ni la risa sincera logra secar las lágrimas que caen por dentro.

Ver el cielo. Si no lo puedo tocar, al menos necesito verlo. De momento, empezaré a soplar. 

martes, 19 de marzo de 2013

Inflexión


Caminó largos años por un sendero complicado. Vivió días y noches y algunos otros murió. Por aquel entonces, no conocía el significado de que el tiempo pasase en completa inactividad.
Un día, vio pasar un ave enfrente suya. Se encontraba en la playa, caminando por la arena y así, como él, se mantuvo quieta durante horas y allí acudieron durante días.
Ambos tenían muchas cosas que hacer, amigos esperándolos, pero sentían que el mundo les pesaba y preferían esconderse en esa playa.
Conocían de antemano que no hubiera habido nada malo en hacer esas otras cosas, que cada vez que las hicieron se sintieron llenos y queridos. Pero el mundo les pesaba y contemplaban el mar, el uno junto al otro,  mientras sin ellos el mundo seguía girando.
Y giró y giró, y un día, sintieron que la vida se les escapaba. Y el mar se enfureció con ellos y con grandes olas los intentó expulsar de la playa. Tras la tormenta, ave y humano se miraron y se vieron el uno en el otro. Ambos tenían una familia (de sangre o de alma) y seguían esperándolos. Entonces vieron que el mundo les pesaba por arrepentimiento y tomaron la determinación de no arrepentirse más.
El ave echó a volar mirando una última vez atrás. Se topó con una bandada y voló sobre el mar. A formar parte del giro del mundo.
Él miró una hora más el mar. Allí sus lágrimas parecían pequeñas, pero no podían haber más.
Se giró y le dio la espalda a las olas, que rugieron de alegría. Allí encontró a quienes le estaban esperando,  que venían a llevárselo. Ya nunca buscaría excusas cuando una voz le dijera en su cabeza: Si no lo haces, te arrepentirás.  Ya nadie lo podría parar. Y así comenzó a girar.

martes, 5 de marzo de 2013

Niebla


Era la lluvia la que se abría paso por mis ojos. El estruendo de sus truenos me estremecía como un niño a solas en la oscuridad. Caminaba un día oscuro, por un sendero oscuro y la música no paraba de sonar. Música en el cielo.
Fueron las noches de niebla las que me perdieron lejos de sus manos. El susurro de los arboles que me llamó a cumplir mis sueños. Y todavía busco esos susurros. Todavía busco cumplir alguno de esos sueños traicioneros que despertaron mi mente y durmieron mi cuerpo. Música en el cielo y susurros en el aire.
Eran las piedras las que me hacían caer. Me hacían detenerme y fue un camino inmóvil el que me enterró filtrándome por los recovecos de su tierra y bloqueó mis piernas. Pero aun en la tierra escuché sollozos. Música en el cielo, susurros en el aire y llanto bajo la tierra fría.
Fue la luz la que secó mis ojos. El calor derritió mis fuerzas y me tendió, derrotado, sobre la hierba. El fuego crepitaba con gritos de dolor, dolor de la madera que estaba siendo consumida y clamaba por ayuda. Música en el cielo, susurros en el aire, llantos bajo tierra y gritos en las llamas.
Fue una gota, fue una chispa, tal vez un grano de arena o la caricia del viento.  O fueron todas juntas las que me pusieron a soñar y no me dejan despertar.

sábado, 2 de marzo de 2013

Plumas


Me arañan la piel las plumas de la almohada,
me hacen sangrar las caricias de la seda de sus dedos.
Me despiertan cada día los brazos del sol arrancándome las alas,
y la caídas duelen como las goteras en el invierno de sus labios.
Las calles son ruido y caos,  niebla y dudas.
La música que siempre me habla hoy está callada.
Son esos sueños los que me pintan las sonrisas
del dibujo de los pájaros cuando vuelan.
El vaso se rompió y dejó salirse toda una vida,
las migajas ahora las picotean las avecillas
que entre ruido se ríen de las personas que no pueden volar.
Y las espanto echandome a soñar y me descojono de su miedo.
Porque ellas en realidad no pueden volar.

martes, 26 de febrero de 2013

De café


Ya no tengo una meta con sentido,
me digo mientras me ahogo en el café lejos del frío.
Miradas que se arrastran por mis venas
devorando cada beso de las cientos de mañanas que no vimos.
El color de mi cuaderno hace tiempo que está roto,
como el blanco de los ojos de las nubes cuando lloran.
Bromeando con la copa del bar,
me mira y se ríe con etílicas carcajadas.
El silencio de las calles cuando vuelvo cada noche
me grita que ahí fuera no hay más días con reproche.
Y en barro y sangre me deshago entre palabras
que buscan las hormigas que de mí se alimentan
cuando el frío dentro mío las obliga a salir.