- ¿No estás muy nervioso? Deberías relajarte.
- ¿Relajarme? Tú deberías sentirte como yo.
- Yo sólo me siento cansado, a ver si podemos parar un
rato...
- ¡Tenemos el mundo delante de nosotros! ¡No podemos parar
ahora!
- Pero esta realidad me pesa y necesito un alto en el
camino.
- No seas necio. ¿Es que sólo dejas los sueños para tu
almohada? Deberías ir más allá. Soñar de día y volar de noche.
- Pero yo sólo me abstraigo mientras duermo. Sólo fabrico
sueños con la Luna.
- Hasta la Luna sueña todo el día con volver a ver al Sol y
no se detiene nunca en su constante búsqueda.
Mira allá delante. Mira ese horizonte. Tenemos una vida por delante y
allí, más allá de donde alcanza la vista, continúa un camino que empezamos al
nacer. ¿Quien sabe qué te perderás mientras estás sentado? ¿Qué aventuras nos
esperarán recorriendo esos bosques? ¿Atravesando ese enorme río? Cada paso te
acerca más a un nuevo recuerdo que te acompañará hasta la muerte.
- Y ¿qué hay del dolor? ¿Tampoco podré descansar cuando ese
maravilloso camino del que hablas se llene de personas que me hieran? ¿Cuándo
pierda, me traicionen y me escupan? Todos tenemos que parar alguna vez. Y al
diablo con lo que espere más allá, que se quede allí sentado aguardándome si es
que tenía que pasarme. ¿Que debería hacer entonces sino? Ya sé que nada
esperará por mi pero no puedo seguir adelante con dolor.
- Te comprendo. Pero, amigo,
cuando eso pase, yo cargaré contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario