No es la primera vez que escucho esas palabras. Gente que nos conoce de hace tiempo. Gente que nos acaba de conocer. Todo notan algo extraño en nuestra relación. Algo especial y único. Ese algo es muy simple y a la vez muy poderoso. Hemos crecido a la sombra de unos valores e ideales que parecen obsoletos y desaparecidos de la edad moderna. Valores que toda persona debería tener si alguna vez desea sentir un verdadero lazo. Una fusión de almas.
No es porque seamos iguales. Al contrario, cada uno es de una forma y tenemos muchos roces. A veces roces serios. Esos mismos que hablan de nuestro "algo" lo saben.
Una vez alguien me dijo: "Las personas se unen con puentes, pero para enlazar un puente lo primero que ves de la otra persona es lo extrínseco y, por eso, casi nadie quiere enlazarse conmigo, no se molestan en mirar lo intrínseco." Ese alguien sabe bien quien es, porque forma parte de esta relación. Desde pequeños, fuimos pocos los que, en pos de algo mejor, nos lanzamos a la construcción de firmes puentes. Conexiones férreas y duraderas. No todas fueron acertadas, algunas han desaparecido. Otras, se mantienen pendientes de unos pocos hilos. Y las últimas, las menos numerosas pero más importantes, se mantienen, no como el primer día, sino mucho más reforzadas.
Hablo de personas unidas por algo más que una afición, algo más que un sentimiento y algo más que un capricho del destino. Hablo de divertirse juntos, de llorar juntos, de vivir juntos. Hablo de principios fuertes cuya rotura es simplemente impensable.
No existe la traición, no existe la discriminación, no existe el olvido. No en nuestro mundo.
Cada uno tiene sus épocas, sus ausencias, sus pequeñas disputas internas. Por mucho que se diga, los demás estamos esperando a que cada uno vuelva a su cauce para seguir navegando juntos. No siempre se ha de esperar ayuda, porque sabemos ver cuando uno necesita tiempo e intimidad. Soledad. La sabemos valorar.
Sabemos que juntos lo podemos todo, ya que somos una gran fuerza.
Tener la seguridad de dar la vida unos por otros. Saber que el que está a tu lado, riendo contigo, tal vez bromeando, un minuto después puede estar dejándose la piel por ti, no es algo que todos puedan asegurar que conocen. Las muestras de cariño, abrazos, demás tonterías que a simple vista pueden parecer un juego, son de lo más sinceras en nuestros corazones. Empezamos juntos, nos criamos juntos, sufrimos juntos, reímos juntos y nos apoyamos todos juntos. Esa unión casi no existe en nuestros tiempos, donde el egoísmo domina el corazón de todas las personas. El egoísmo propio. No el egoísmo colectivo.
En otros tiempos, en otra vida, se diría que fuimos hermanos de sangre.