sábado, 2 de marzo de 2013

Plumas


Me arañan la piel las plumas de la almohada,
me hacen sangrar las caricias de la seda de sus dedos.
Me despiertan cada día los brazos del sol arrancándome las alas,
y la caídas duelen como las goteras en el invierno de sus labios.
Las calles son ruido y caos,  niebla y dudas.
La música que siempre me habla hoy está callada.
Son esos sueños los que me pintan las sonrisas
del dibujo de los pájaros cuando vuelan.
El vaso se rompió y dejó salirse toda una vida,
las migajas ahora las picotean las avecillas
que entre ruido se ríen de las personas que no pueden volar.
Y las espanto echandome a soñar y me descojono de su miedo.
Porque ellas en realidad no pueden volar.

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