A veces tan lejos. A veces tan cerca. Tal vez no sea
necesario que la distancia se exprese de una forma física sino que puede
hacerlo de una forma mental, en forma de pensamientos, sentimientos... A veces,
involuntariamente, uno se separa poco a poco de lo que más quiere y cuando
quiere darse cuenta, está tan lejos que tarda tiempo en volver. Cegados por
infinidad de sucesos y sensaciones que nos rodean, nos salimos del camino
correcto y comenzamos a andar por otro totalmente distinto. No somos capaces de
ver. No somos capaces de sentir. Y de repente, algo nos saca de ese trance tan
profundo y nos dice ¡Despierta de una vez! ¡Mira por dónde y hacia donde andas
y mira a tu alrededor!
Despertamos, miramos a nuestro alrededor y nos encontramos
solos. Solos en un mundo inmenso en el que nos creíamos acompañados. Te sientes
perdido, desorientado. ¿Vuelvo sobre mis pasos?¿Busco otro camino que me lleve
al anterior? Y en ese caso, ¿Cuál será ese camino? Quiero volver, lo deseo,
ansío volver. Necesito sentirme a su lado.
¿Merece la pena? Las dudas te asaltan mientras buscas el
camino. ¿De verdad soy querido? ¿De verdad aquello en lo que creí y aquello que
amé era real?¿Sufrirán ahora aquellos que dejé atrás?¿Lamentaran mi perdida?
Son duros pasos los siguientes a esas preguntas. Algunos caen, otros se rinden…
otros deciden olvidar y seguir su nuevo camino… Yo elijo volver al camino que
dio rienda suelta a mis sueños y me dio la vida hace ya unos cuantos años. Las
dudas desaparecen de mi mente, ya tomé la decisión. Lo único importante ahora es el tiempo, se
necesita tiempo para volver, se necesita tiempo para encontrar el camino. He de
creer que conozco las respuestas a las preguntas que me asaltaban. He de creer
que todas ellas son reales y ciertas y que alguien me estará esperando. Me
siento sufrir. Le siento sufrir. El
tiempo… algo tan indescifrable y tan necesario… incontable en su totalidad. Lo
necesito. ¿Mucho?¿Poco? No lo puedo saber. Solo sé que todo mi ser desea
volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario