domingo, 8 de abril de 2012

Amistad


Escribo para quienes saben que escribo. Escribo para quienes saben quién soy y saben más que mi nombre. Escribo para quienes conocen algo de mi parte oscura, de mi parte triste, de la parte que no sonríe. Escribo para los que ahuyentan la soledad con su presencia. A los que me acompañan en mi vida retirando las piedras del duro camino de la melancolía, a los que se sienten aludidos por mis palabras. A todos os digo que somos distintos y somos iguales. Que no son los gustos ni nuestras personalidades los que nos hacen especiales. Lo que nos une no se ve. Se siente. La mirada de un amigo tiene algo que la hace especial. Puedes estar de mil formas distintas, que ese brillo especial, esa calidez, te hará sonreír. Actualmente la gente cambia de amor y de amigos como de ropa interior, pero los años han demostrado que lo nuestro es distinto. Que va mucho más allá de las riñas, la rivalidad, todo lo contrario que somos, todo lo que pueda pasar. La unión hace al grupo y esa unión la llevamos en la sangre. Una mirada basta para comunicar muchas cosas a otro. Un reproche, una aprobación. Saber pedir perdón. Llegar a los puños. Todo es necesario. Con un verdadero amigo discutirás, te pegarás hasta destrozarte los puños y todo se volverá a arreglar. Todo se olvidará, porque lo que importa es la amistad.  Un juramento de sangre que va más allá de la normalidad. Nos une la locura, un estado de demencia común que por más que nos separemos, acaba devolviéndonos al redil, pues no encontramos a otro que nos comprenda.
Si no nos mata el alcohol, nada podrá. Me rio de la soledad, me rio de la tristeza y de la sociedad, de la vida y de la mala suerte. Me rio porque hay que improvisar y con vosotros improvisar significa sentirse vivo. Nos gusta el "cachondeo", nos gusta la conversación, el silencio y la risa.
Somos magníficos actores en la obra de la vida y no somos marionetas empujadas por lo común. Tenemos las riendas de nuestras vidas y las de nuestros amigos. Si uno cae, los demás lo ayudarán a levantarse y, si es necesario, lo llevarán en volandas a lo más alto. Por una vida juntos. Por algo inquebrantable mientras nos quede vida. Que no se rompa el juramento.

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