martes, 4 de septiembre de 2012

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Me obligaste a borrar las cascadas
que con tus miradas en mis ojos se formaban.
En la tierra descansa la sangre

que con tus palabras derramaste
y cavé un túnel en la fría roca
y establecí allí mi alma dolida.
Ya no llega
el sol a donde duermo
la luna a donde por las noches te contemplo
el aire a mis pulmones
que ya no insuflan vida a mis emociones.
Soy un autómata en una ciudad de mierda,
rodeado de millones de voces mudas
que no aportan nada a los pasos del camino.
Pero siempre quedan unos pocos hermanos,
de túneles conectados,
conviviendo bajo tierra,
compartiendo sangre,
fabricando el último pasadizo
que nos lleve a una masacre.

2 comentarios:

  1. Felicidades colega por este poema fantástico. Me gusta ese estilo de hacer versos, se parece también a mi manera de entender la poesía.

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  2. La poesía no es sino lo que llevamos dentro... :) Gracias!

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