Ciertamente, algo murió en mi interior hace ya mucho tiempo. La sensación de dos almas revolviéndose en mi cuerpo, sin llegar jamás a unirse, sentía por aquel entonces. Una tenía el control, se sentía fuerte. La otra, lejos de ser débil, simplemente estaba conforme. No le molestaba estar en un segundo plano y se contentaba observando a su compañera de cuerpo. Y pasaron muchos años. La parte dominante llegó a su máximo esplendor. Tal era este, que cautivó a la parte agazapada. Algo de aquel poder se imprimió en ella. Pero todo lo que sube, ha de bajar. Y comenzó su descenso desde la cumbre. El alma oculta se sorprendió mucho. No entendía que pasaba. Según pensaba, todo marchaba bien, ¿a qué se debía esta pérdida? Estaba desconcertada. No tenía pensado tomar el control, estaba contenta tal y como estaba. Pero ¿qué ocurría? Aquella alma tan bien asentada no solo estaba cayendo... estaba desapareciendo. Por una vez, ambas se miraron. Por una vez, ambas se entendieron y, por una vez, hubo un cambio en los roles. Con el control ahora, esa única esencia se limitó a expandirse por el cuerpo, a tomar forma y a cambiarme a su manera. Pero había algo que no podía cambiar. Aquella impresión de poder que recibió de su compañera desaparecida. Tantos años de observación, además, la habían afectado. La habían cambiado. Pero ella no era aquella alma desaparecida, por tanto no sabía satisfacer esos deseos residuales. Veía la vida de otra manera. Por tanto, se dedicó a vivir, como un único ser. Alegre, jovial, testaruda y cabezota, pero asemejaba transmitir felicidad. No obstante, esa parte que no puede borrar siempre vuelve en forma de nostalgia, en forma de pesar y desazón. Y vuelve cuando encuentra un final a algo que la motiva. Vuelve cuando termina un libro, una película o un escrito. Vuelve cuando acaba una canción. Su misión había sido en principio imposible, y tendría fuerza mientras siguiese así. Pero su misión se cumplió de pronto, y la pilló de improviso. Por eso vuelve su recuerdo cuando termina el día. Porque era de noche cuando más cerca se sentían las dos almas. Porque era de noche cuando ellas se miraron y se separaron. Porque fue la luna la última luz que vio al desaparecer. Y le pareció bellísima.
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