"Tímido, reservado y callado,
él vivía en un continuo llanto.
Incomprendido, extraño y solitario
se sentía a diario.
A escondidas, todos los días, observaba.
A escondidas, miraba y callaba.
Con nostalgia por su niñez, suspiraba,
y por la tristeza de la realidad, lloraba.
No siempre habría de durar ese tormento.
Siempre se puede volver a empezar.
Y así, descubrió la amistad,
la alegría y la felicidad.
Cayeron los muros de su interior,
su timidez, se tornó extroversión.
Su silencio, en una retahíla de palabras sin fin
y su llanto, en una eterna sonrisa.
Solo sus reservas no logró evitar.
A veces, es mejor tener algo que ocultar."
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