Y la tenue luz se tornó en oscuridad, en la oscuridad del vacío. Y el vacío, se tornó infinito. La esperanza, agonía. Las risas, llantos. Los besos y caricias, vestigios de un pasado ya muy lejano. Llegó el día, ese día marcado en un pequeño y triste calendario hace ya tiempo, mucho tiempo. Se veía venir, al fin y al cabo, estaba escrito en el diario de tu vida, estaba grabado a fuego en tu corazón. Todo cuanto escribiste, se hizo realidad. Estabas preparado para ello... o eso pensaste, derramando pequeñas lágrimas de sal. Tan difícil es vivir, tan sencillo es morir, pero tan triste es pensar que no hay más después. ¿Por qué tantos recuerdos han desaparecer? ¿Por qué sólo tengo una oportunidad para vivir y hacer cada cosa? Ahora todos esos principios que dije tener y nunca pude probar, de pronto se presentan ante mí. Ahora, toca olvidar, toca coger toda esta enorme confusión, todo este sinsentido, atarlo, y guardarlo para no dejarlo escapar. Porque dije que yo sería capaz. Porque a pesar de que el mundo funciona de una manera, yo me empeño en funcionar de otra. A pesar de que la humanidad tiene unos principios nuevos y perversos, yo me empeño en conservar los antiguos y puramente humanos. Esa actitud, en una raza que necesita de una comunión con sus congéneres, solo puede causar dolor, malestar, dudas.
Remar corriente en el río salado de la vida hace que nunca podamos llegar al océano de agua dulce. Porque quizás ese océano, esa increible calma no existe.
ResponderEliminarLos principios los creamos nosotros, o más bien son los que nos crean, los que cimentan nuestra existencia. Por eso es importante no cambiarlos cada dos por tres para que no se caiga el edificio.