Debes tener un objetivo en la vida. Para mí, la verdadera felicidad no consiste en los habituales cánones de películas y libros, aunque sí está basada, en parte, en obras creadas por otras personas, las cuales me han hecho ver que, entre otras cosas, lo que más me llenaría son esos ideales. No todo ha de ser melancolía aquí. El problema es que cuando más me inspiro es en mis peores momentos, ya que la escritura es el arma que uso contra los problemas.
Junto a mi propio ideal de felicidad, se adhirieron esos nuevos que he comentado antes, formando una unidad íntegra en mi persona. No pido mucho, tan solo cosas que me hacen sonreír.
Mi mayor reto es tener un pequeño número de amigos. Verdaderos amigos. Personas que sean capaces de creer en mí como yo lo haga en ellas. Alguien que me reproche a la cara lo que no le gusta de mí, que me ayude a corregirme cuando me equivoco. Que no me mienta innecesariamente ni me haga daño a conciencia. Personas que no jueguen a dos bandos, sino que se decanten por uno u otro, para bien o mal. La neutralidad no siempre es buena.
Posiblemente todo esto lo desee mucha gente, y con eso le baste, pero yo no me conformo con eso. Mi sueño es tener esos amigos y poder protegerlos, ayudarlos tanto físicamente como intelectualmente siempre que sea necesario. Tener la fuerza suficiente para plantar cara a mis problemas y a los suyos, siempre.
Lo único que me da miedo en esta vida, es no tener esa fuerza. Es fallar cuando me necesiten. No dar hasta la última gota de sangre por quien cree en mi. Y, si algo me da todavía más miedo, es darla y ser traicionado. Por eso elijo bien a quien doy mi confianza. No basta con conocerlos. Puedo llevar muchos, muchos años junto a ellos y no ser merecedores de mi confianza. Si algo he hecho durante toda mi corta vida ha sido observar. Observar y aprender mucho de las personas. No suelen sorprenderme casi nunca, siempre tiendo a adivinar cómo va a actuar una persona a la que ya he observado suficiente, y como muchos han comprobado, no suelo equivocarme. Les advierto de cómo les van a hacer daño, y no lo creen hasta que se lo hacen.
Por suerte, aunque por breves periodos, nunca de continuo, he conseguido tener esas sensaciones. Por tanto, sé que es posible alcanzar mi felicidad, y eso me da ánimos a seguir intentándolo, a seguir adelante. Tengo un motivo para vivir, y es muy importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario